
Alguien te habla y ese pequeño milagro se aminora por la costumbre, por tratarse de conocidos, de familiares o amigos. Pero un desconocido nos saluda, nos habla en un dialecto compartido y pronto establecemos un lunfardo limitado y limitante y somos un poquito más alegres. Caminamos las calles pensando en esa persona extraña pero en realidad la usamos como espejo. Esa persona nos intriga un poco aunque el verdadero arcano es nuestro yo, es saber quién o qué somos, esos fragmentos nuestros que observamos en el otro, en el extraño que nos hizo ver. Un saludo, unas palabras de Febrero que nos ayudan a mirarnos y de paso, milagro de bolsillo, incluir un otro en mi sendero.
Saludos extraño de hoy, me alegraste el día.