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"Ser poeta no es ninguna profesión"

A pesar de que considera, humildemente, que “no ha contribuido en nada a la historia de la literatura de México”, a José Emilio Pacheco sí que le hubiera gustado “poder detener la violencia y la maldad”. Así lo dijo ayer en un encuentro con la prensa, en vísperas de la entrega del Premio Cervantes. Tímido, humilde y mostrándose en todo momento sobrepasado por los acontecimientos: “Nunca me he visto en esto. Parezco una estrella de cine. No he vivido nada igual”, comentó nada más sentarse junto a la ministra española de Cultura, Ángeles González-Sinde.

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En cuanto al oficio de escritor, Pacheco utilizó una palabra que hoy, dijo, se ha perdido: “vocación”.

“Sentir gusto por escribir, pero también les diré que soy poeta porque no sirvo para otra cosa. Yo no sé ni dibujar planos, ni repetir una melodía como otros nada más oírla”, dijo con humor y sin perder el entusiasmo. “Pero yo nunca podía decir que soy poeta o escritor. Cómo iba a decir, a los 14 años, a mis compañeros de la escuela que soy poeta. Una vez, cuando tuve que rellenar un documento, me dijeron que ser poeta no es ninguna profesión. Así es que a los 20 años decidí poner ‘trabajador por cuenta propia’”, añadió.

El escritor tampoco quiso contar cuál va a ser el legado personal que va a depositar mañana en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes, un ritual que hace cada año el premiado y que permanecerá custodiado durante 100 años.

Y, para ejemplificarlo, con humor y de forma distendida, puso como ejemplo “la cajita feliz” que se da en los menús infantiles de los establecimientos de hamburguesas. “Después de eso, qué felicidad voy a meter yo en la cajita”, relató.

Como “poeta excepcional de la vida cotidiana”, como dijo de él el jurado del Cervantes, Pacheco siempre está atento a la realidad que lo circunda, y su pesimismo es creciente por el aumento de la violencia cotidiana. “En mi país es devastador, sobre todo lo que ha pasado la última semana. Ciudad Juárez, que antes se llamaba la ciudad de la eterna primavera, ahora es la ciudad de la eterna balacera”, dijo.

Pero Pacheco, además de estar en España, también acaba de reeditar Tarde o temprano, que reúne en un volumen los 14 poemarios escritos de 1958 a 2009, y también su breve novela, todo un objeto de culto en su país, Las batallas en el desierto, que reeditó Tusquets y cuenta la iniciación en la vida adulta de un chico en el México de los años 40.

“Yo, al contrario de otros escritores, fui primero narrador y después poeta, por el respeto que me producía la poesía”, apuntó.

Sobre qué es la poesía, Pacheco explicó que no podía, a pesar de estar de acuerdo con ellas, dar definiciones como la de Juan Gelman de que la poesía es un árbol sin hojas que da sombra. “Yo escribo, y ocurre algo, y no pienso si es de una escuela u otra. Es un milagro que ocurre y sale”, concluyó.

Nota original de Critica Digital

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